sábado, 2 de mayo de 2009

Albricias para el Cholo Quispe

Albricias para el Cholo Quispe
...no paraba de manifestar que era el cholo Vallejo en alma, corazón y vida.

A mi tía Clementina

"…Soy, y debo ser, aquél
tocando la puerta de los pueblos"
Carlos Bayona

Ahora que César Quispe Ramírez, poeta de treinta y dos años y autor del Vuelo de la mosca (2007), ha ganado el premio internacional de poesía de la Universidad de San Buenaventura de Cali (Colombia), es necesario que sus amigos le manifestemos no solo nuestra admiración, afecto y aprecio sino decirle más de cuatro verdades, para que así no mantenga el espejismo de que él es un hombre fatalmente incomprendido. Sus amigos sabemos que hace ya algunos años el poeta se casó y tiene un hijo, pero sobre todo estamos al corriente que permanece fiel al cultivo de esa sensibilidad suya a flor de piel a pesar del lomo fiero de la realidad.

Lo conocí hace al menos una década cuando yo, después de un exilio de poco menos de tres años, escapé de mis quehaceres cotidianos en la gran capital y volvía a Chimbote, habiendo desembarcado en Casma con Ricardo Ayllón para abastecernos de más municiones vinícolas a fin de continuar el viaje. A punto que nos anunciaran llegamos a la presentación literaria, era un momento propicio de alegría y remembranza pues se reunía la crema y nata de la literatura chimbotana en el salón de recepciones de la Cámara de Comercio del puerto. Chispados y algo desconcertados de reencontrarnos con entrañables amigos a los que ya dábamos por muertos, después de escuchar a las viejas glorias literarias que habían caído por ahí en esa ocasión, seguimos celebrando en un bar cercano; y al borde de las dos de la madrugada, cuando el periodista Ricardo Vírhuez hacía fotografías para su Revista peruana de literatura, lo vi por primera vez.
Había estado atisbando mi semblante toda la noche, mientras sostenía entre manos unas separatas de Piaget y Fröbel, porque él ya estudiaba Educación en la Universidad del Santa, y en el bolsillo de la camisa traía una antología de los poetas simbolistas. Me dijo con algo de prudencia que sentí como fina desconfianza: “Así que usted es el escritor Róger Antón”.
Con el poeta Santiago Azabache, ahora catedrático que obnubila a sus alumnos con versos apócrifos e historias trucadas cuando olvida el contenido de algún tema de Historia de la literatura y con quien me encontré esa vez, conversábamos hace poco de cuando conocimos al poeta. Le conté que al fervor de la noche y las copas precisamente al minuto de conversar habíamos ya dividido el oficio de las artes literarias: “Usted deje el verso y la poesía en el norte, me había dicho un jovencísimo Quispe, y siga explorando la prosa y la narrativa en el sur”.
Aquél me manifestó que a nuestro común amigo le gustaba hacerse llamar el “Cholo Vallejo” porque había pasado una vida similar a la del poeta peruano más universal, cuando niño en las calles porteñas, ahí entre la antigua avenida Bolognesi y el Copacabana, paseando entre prostitutas y ladroncillos de medio pelo y que fue precisamente del dolor y el desgarro que se nutrió de esa sensibilidad a prueba de balas, incluso cuando hace algún tiempo los Testigos de Jehová lo raptaron y secuestraron por espacio de un año de las arenas movedizas de la literatura porque “era un claro servicio al demonio”, y que a él mismo le sirvió para percatarse de esa responsabilidad suya también a flor de piel.
Cuando ello sucedió todos sus amigos sentimos perderlo para siempre. Con los religiosos sí nadie podría; pero yo me encargué personalmente de liberarlo: cierto día en una de mis sorpresivas visitas a Chimbote lo llamé por teléfono y luego al borde de las tres de la madrugada nos encontrábamos huyendo de un inesperado encuentro literario de tal suerte que allí en plena vía pública unos ladrones nos detuvieron e intentaron asaltarnos en la intercepción de las avenidas Gálvez y Pardo. Él, ebrio como estaba, no paraba de manifestar que era el cholo Vallejo en alma, corazón y vida, encarnado pero era el cholo y que ello lo podía comprobar y que esa ya era una razón notable por la cual no podrían asaltarnos, y que además éramos “poetas”, quizá porque escucharon esto último, lo reconocieron o vieron en él una extraña performance se detuvieron como impelidos por una fuerza gigantesca, él se volvió y habló con ellos, quizá les recitó un par de versos, de tal suerte que ya no nos asaltaron sino más bien hicieron parar un taxi cómplice y escoltado por un secuaz suyo nos llevaron resguardados a nuestras casas. Ahí descubrí, antes de que él me prometiera que nunca dejaría la literatura, que con el poder de las palabras el cholo Quispe era toda una autoridad en Chimbote.
Pero la verdad es que no volví a verlo más, hasta el Encuentro literario Manuel Baquerizo que se realizó en noviembre del 2005 en Ica y adonde asistimos con Carlitos Bayona solo para registrar el mismo y provocar a los organizadores, y donde nos tocó compartir habitaciones con él. Nuestra amistad se hizo más sólida y de cuando en cuando fuimos intercambiando algunas cartas hasta que cierta mañana del verano del 2006, cuando yo descansaba plácidamente, apareció en mi casa de Chimbote, me hizo dos o tres preguntas cortísimas, habló sin pausa alguna por espacio de casi dos horas, expresó que yo mismo le dije un día que hiciera periodismo y se fue sin despedirse, de tal suerte que dos días después publicó una extensa entrevista donde el entrevistado para mi sorpresa era yo. Cuando trajo el ejemplar del diario en la foto yo salía con el rostro tan asustado que parecía más un barbado pescador del puerto de Huarmey o Samanco que un repentino escriba; me explicó: “será por el embrujo del puerto”; y para disculparse me invitó a darme un chapuzón en Tambo real, una comunidad en las afueras, adonde él va a veranear con su mujer cada año.
En todo el tiempo que no vi a Quispe siempre estuvo en actividad, terminó de estudiar Educación, se especializó en Literatura por la Universidad Nacional del Santa, fundó las revistas Tinta libre, Eleusis y Gleba, ganó los Juegos Florales de Poesía “Juan Ojeda Ojeda”, estudió pintura, participó en el grupo literario Isla Blanca, colaboró en los diarios Correo y La Industria y publicó una plaqueta de un bello nombre: El abrigo de mis sandalias.
Influenciado por Stéphane Mallarme, Rainer Maria Rilke, Vladímir Maiakovski, Charles Bukowski y John Ashbery, para el poeta ha sido reconfortante la distinción y le ha despertado las ganas de seguir escribiendo, así como la cimentación de la fe en su carrera literaria aunque según su propia versión su esposa se oponga porque el oficio poético es una dura tarea. El poeta manifiesta que, en memoria a Juan Ojeda y el viejo Enrique Cam Urquiaga, líricos gestores de la poesía chimbotana, a los que no conoció pero que perviven en los que cultivan el escabroso arte de la poesía, el premio es para Chimbote, ese puerto en el que vivir es permanecer en el mundo de las imaginaciones y los símbolos de la destrucción y el caos, así como de la alegría y la tristeza.
En estos tiempos en que en el Perú, casi todos los premios literarios se deliberan con anterioridad a la convocatoria, él decidió participar en la tierra de García Márquez y ganó nada menos que la primera distinción del V Concurso Literario Bonaventuriano en la que compitieron poco menos de dos mil quinientos escribas de todo el mundo. Quispe Ramírez logra ese laurel, haciéndose acreedor nada menos que a un millón de pesos colombianos, noticia que recibió justamente el día de su cumpleaños, con el poemario inédito Una piedra desplomada, constituido sobre todo por esa temática social, marginal y esencialmente humana; es por ello que quienes tenemos en cholito Quispe a un hermano y amigo hemos sentido este premio de reconocimiento a la creación artística como nuestro, y lo recibimos con la grata y afectuosa sonrisa de aquellos niños que describe el poeta jugando encima de los escombros en medio de la calle, donde las mujeres hacían ronda para venderse la piel cuando oían silbar a los barcos lejanos. Albricias.

1 comentario:

  1. Muy apreciado poeta Róger Antón Fabián:

    Gracias a la cordial invitación de mi amigo Víctor Hugo Alvítez Moncada, he visitado vuestro blog. Entrada tras entrada he recorrido su mágico mundo, llenando de embeleso mi alma. Muchas gracias por el festín literario.

    El 27 de abril último, incorporé en mi pequeño blogspot una nota sobre nuestro laureado poeta César Quispe. Un bello ejemplo para las presentes y las futuras generaciones:

    http://nalochiquian.blogspot.com/2009/04/ancashino-cesar-quispe-ramirez-triunfa.html

    Atte,

    Nalo Alvarado Balarezo

    Chiquián - ANCASH

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